Vivienda en el ensanche

La sencillez fue la mejor apuesta
Cliente
María, Marta y Javier, de 8, 4 y 3 años de edad respectivamente, son los hijos de Jose Martí y Mangeles Ros, arquitectos socios de ERRE arquitectura. Los niños son, sin duda, los artífices de esta casa; son el motivo por el que este proyecto se convierte en realidad. Sus padres buscaban crear un espacio que les permitiera crecer, desarrollarse, aprender, evolucionar, en definitiva: vivir.
Desafío
Queríamos hacer una vivienda funcional, cómoda para vivir, que posibilitara el desarrollo de nuestra familia, y se adaptara a las diferentes necesidades de cada momento. Queríamos dar protagonismo a la luz natural. Un espacio continúo. Una vivienda fácil, confortable, en la que poder vivir a gusto.

ESTRATEGIA
Teníamos una vivienda anterior, pero se nos quedó pequeña al nacer nuestro tercer hijo. No queríamos movernos de barrio, vivíamos en el segundo ensanche de Valencia y nos resultaba muy cómodo ya que también aquí se ubica nuestro estudio y el colegio de nuestros hijos.
Buscamos un piso más grande que el anterior pero que también tuviese terraza.
Lo encontramos, estaba destrozado, pero lógicamente eso no fue un inconveniente, sino más bien, todo lo contrario.


SOLUCIÓN
Si para un arquitecto es difícil diseñar su propia casa, ¡imagina para una pareja! Lo tuvimos claro desde el principio, era una oportunidad para apostar en lo que creíamos. La sencillez.
Creamos un espacio neutro en el que solo le dimos protagonismo al pavimento. Buscamos un material que por sus características nos permitiera usarlo en todas las estancias interiores y también en los espacios exteriores. Nos decidimos por la madera de IPE, tenía fuerza y carácter. El espacio empezó a fluir.
El reto era conectar el interior con el exterior. Diluir los límites entre dentro y fuera. Queríamos vivir en la ciudad, en el centro, pero no queríamos renunciar a disfrutar de nuestro clima. Transformamos un piso en el ensanche en una vivienda unifamiliar.
